La Bicicleta
Una rueda. La rueda del tiempo.
A pocos centímetros le sucede otra rueda.
Es el tiempo que sigue girando.
Girando muy cerca de otro tiempo que pasó.
Un instante. Sólo un instante. Una rueda
que sigue a la rueda, como un segundo a otro segundo.
Cómo una ola sucede a otra ola que se muere.
Cómo se sucede el aleteo de un pájaro,
el paso de la gente, el desfile de un ejército,
las entradas y salidas de los templos,
el zumbido de los aviones, el rodar de los coches
y las manecillas del reloj dentro de la esfera.
Y siguen girando las radiales ruedas de la bicicleta.
Primero una, luego la otra. La otra, la que sigue
a la anterior, ignora hacia donde la llevan.
Es más, tampoco la primera lo sabe.
Lo saben los pies, que pedalean, lo saben,
o se dejan conducir por quien lo sabe.
La cabeza. La cabeza es quien ordena
a los pies, que se muevan, a las manos,
que doblen una esquina, que tracen una recta,
que luego marquen una curva, y al fin,
a los pies y manos, ordena que se detengan en la meta.
(Magdalena Martín Rodríguez del libro Poetas en Bicicleta. Editado por Editorial Nuño
de Sevilla y los autores han sido seleccionados por Francisco Vélez Nieto y Fran Nuño)
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