CRONICA I RUTA DEL GRAFFITI
(Texto de Agustín Cayuela)
“Jardineros y graffiteros son los únicos que embellecen nuestra ciudad”
Frase anónima escrita sobre una pared de Murcia.
Como es
costumbre nos reunimos todos a las 9.30 h en la puerta del Hospital General. En
ella coincidimos los mismos de siempre y alguna que otra cara nueva y rostros
que comienzan a ser asiduos a nuestras convocatorias.
Para
abrir boca, tras cumplir con el ritual de la foto de grupo, quien se iba hacer
cargo de guiarnos en esta jornada, nos esbozo el recorrido a seguir durante la
misma y seguidamente montamos en nuestras bicis y comenzamos nuestro periplo.
Aproximadamente
unos 30 “bicicleteros” nos embarcamos en esta aventura (por aquello de que las
condiciones climáticas en los días anteriores no habían sido muy alentadoras) y
lentamente nos dirigimos hacia nuestra primera parada.
En esta
primera parada también pudimos localizar y contemplar otra modalidad más complicada
de identificar como es el graffiti hecho en base a plantilla. Ya en esta
primera parada los participantes pusieron a prueba la “sapiencia” de nuestro
guía.
Seguidamente,
nos dirigimos hacia la plaza de la Merced, más concretamente, a uno de los
laterales del Colegio Mayor Universitario de las Hermanas Oblatas, donde se nos
presento una composición en mural que
responde a una intención institucional, acorde con el ideario de la orden
religiosa anteriormente mencionada. El
personal se iba animando poco a poco e incluso se empezaba a diferenciar
elementos ya mencionados.
Sobre
el mural pudimos comprobar una de las prácticas habituales en el mundo del
graffiti como es la de “machacar” la obra de un autor por otros con la
intención de que esta prevalezca sobre la original, lo cual en este caso, dado
el motivo del mural, es bastante lamentable.
En la
misma manzana, nos esperaba uno de los platos fuertes de esta ruta, el cual
tuvimos que descubrir a través de observación
de lo que teníamos alrededor nuestro, tras invitarnos el guía a pararnos en
medio de la calle José Tapia Sans, pues la obra en cuestión no se
encontraba a ras de suelo sino que para
nuestra sorpresa la podéis observar suspendida ya que se encuentra dibujada en
la fachada de uno de los edificios que conforman el complejo universitario
residencial de las Hermanas Oblatas.
Esta
pieza, impactante, no solo por su ubicación, es de un artista murciano cuyo
seudónimo es Sam3. Dicho autor, según nos informaron, dada la calidad y
distinción de su obra cuenta con un reconocimiento cada vez más amplio no solo
a nivel murciano sino que en estos últimos años su proyección ha logrado
traspasar nuestras fronteras cuestión que viene refrendada por el hecho de que algunas de sus obras ya hayan
sido plasmadas sobre la superficie de “lienzos callejeros” de primer orden (p.e: Muro de separación de
los territorios ocupado por Israel a Palestina, Muro de división zona
protestante, zona católica en Belfast, fachadas de Lisboa, considerada una de
las capitales del graffiti a nivel del continente).
Tras su
visión, continuamos la ruta dirigiéndonos hacia la Avenida Juan Carlos I donde
pudimos contemplar el uso del graffiti con intención comercial siendo el motivo
del mismo la BICICLETA utilizado para publicitar un taller de las dos ruedas
ubicado en esta Avenida.
En
compañía de un sol que prometía, nos encaminamos hacia nuestra siguiente
parada, la pista de skate situada en la convergencia de la Avenida de los Pinos
con la JC1, sirviéndonos para ello, de un tramo de “carril bici fantasma” por
denominarlo de alguna manera.
Una vez
estuvimos dentro de este equipamiento, pudimos ver lo que supone una de las
modalidades más utilizadas en el mundo del Art Graffiti. En este lugar nos
encontramos infinidad de firmas o tags cuyo único objeto es la de señalar la
presencia del autor en ese lugar.
En esta
instalación también pudimos visualizar uno de los principios fundamentales que
mueve a los que participan de esta forma de expresión callejera pues algunos de
ellos a lo largo de estos años se han ido encaramando a las estructuras
colindantes para dejar su huella en los sitios más complicados.
La
salida de nuestro casco urbano se aproximaba cada vez más, pero antes hicimos
un “mini stop” en la plaza del Pabellón de Deportes Príncipe de Asturias, para
quedarnos boquiabiertos al comprobar la
contribución que desde la Oficina de la Bici Municipal se hace a la difusión y
potenciación del uso de la bici sirviéndose de este tipo de expresión
artística.
Obsérvese
y que cada cual saque sus propias conclusiones, pero permítasenos indicar que
los logros conseguidos por dicha oficina a día de hoy son equiparables al
tamaño de las “mini bicis” que recoge la foto que aquí os colgamos.
Una vez
superados nuestra perplejidad, rozando el estupor, por el carril bici de la
Avenida JC1 nos dirigimos hacia su trazado superior y por una perpendicular a
la misma conectamos con la avenida de
acceso a Espinardo. Tras recorrer una corta distancia por ella nos desviamos en
dirección a la rotonda situada en las proximidades del ALDI del Ranero, donde
tomamos la Senda de Granada para abandonar el casco urbano.
Para
recorrer este tramo periurbano la Secretaría Técnica de Murcia en Bici ha
interconectado varios trazados ya utilizados en la realización de otras
convocatorias así como tramos de varias vías amables lo cual nos ofreció la
posibilidad de disfrutar de una pedalada tan tranquila como sugestiva.
En su
primera parte, transitamos desde la Albatalia, pasando por la Arboleja, hasta
la mota del rio circulando principalmente por avenida (o antigua carretera) de
La Ñora. Llegados a este punto (primer puente sobre el rio por el carril bici)
cruzamos el Segura para buscar el trazado de la Vía Amable Murcia-Alcantarilla.
Ya iba
siendo hora de almorzar y así lo hicimos en La Terraza del Sol situada en la
pedanía de La Raya. Una media horita muy bien aprovechada para reponer fuerzas
y departir sobre aquellos asuntos que nos ocupan a los que disfrutamos de tanto
gustito entre las piernas.
Con las
baterías recargadas, reiniciamos nuestra marcha desde La Raya en dirección a la
Central Logística de Mercancías que ADIF (antigua RENFE) tiene en las inmediaciones
de Alcantarilla. En este complejo pudimos percatarnos hasta qué punto el
carácter subversivo asociado al graffiti se puede hacer evidente, pues la
carrocerías de los trenes estacionados en la misma están plagadas de tags.
En esta
ocasión, el guía de la ruta, nos comento que todo el que quiere ser alguien en
el mundo del graffiti ante una instalación de este tipo, no es nadie si no deja
su autógrafo en ella y que tan a pecho se lo toman alguno de ellos que incluso
se han atrevido a “graffitear” los
vagones que en un momento dado estaban estacionados en el interior de las naves que la empresa
tiene para la reparación de las unidades ferroviarias.
Tras
abandonar el apeadero de mercancías y subirnos a nuestras maquinas, comenzamos
el regreso a Murcia sin escalas, inicialmente, paralelos a las vías del tren
hasta Nonduermas y, posteriormente, tras conectar a través de carriles, por la
carretera de San Ginés.
De
regreso al casco urbano de nuestra localidad, nos dirigimos desde Barriomar
hasta el Polígono de San Pio próximo a Ronda Sur, accediendo a esta zona a la
altura de Vera Messeguer.
En ese
momento, se unió al grupo una participante de lujo, una cicloturista en
ciernes, que aun abrumada por el recibimiento tan cariñoso que se le dispenso y
falta de “frenos”, no dudo, con tan solo 4 primaveras, en ponerse al frente de
la “masa biciclista” para acompañarnos en las dos últimas paradas a realizar
antes de dar por finalizada nuestra ruta.
En esta
zona de Murcia se encuentra situada una de las mayores concentraciones de Art
Graffiti dentro del núcleo urbano, siendo su principal manifestación, la existencia
del denominado Street Museum iniciativa artística callejera impulsada por el
colectivo 450 DOOM.
Dicho
Museo al aire libre alberga diversa obras de un elevado rango artístico tanto
en lo expresivo como en lo técnico en tres localizaciones muy próximas entre sí.
Piezas cuyo descubrimiento supuso un broche
de oro a una mañana de lujo y, por encima de todo, un motivo más que
justificado para el reconocimiento tácito de la distinción creativa de los que
en su momento sostuvieron los botes para lograr plasmar su inspiración sobre
tales lienzos de hormigón y cemento.
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