Rutas con
encanto: RUTA GÓTICA II
(Esta Ruta ha
sido diseñada para ser realizada por la Asociación Murcia en Bici,
no obstante
cualquier persona que desee participar será bienvenida)
Continuación circunvalación a Murcia por caminos poco
transitados pasando por cementerios de las distintas pedanías. Esta ruta también
podría llamarse Monumental, pues se pasa por distintos monumentos declarados
como bien de interés cultural.
FECHA Y HORA
Domingo, 27 de noviembre de
2011. 9:30 H.
SALIDA:
Hospital General
ITINERARIO:
Salida desde Hospital General
por mota del rio hacia el Llano de Brujas.
Se pasa por la Cueva,
Monteagudo y se descansa en parque Los Polvorines, donde podemos tomar lo que
cada uno lleve encima.
Por Cabezo de Torres a Churra.
Por carril bici vial Costera Norte hacia Universidad y Guadalupe.
Vuelta a Murcia por camino del
Molino y carril bici mota del río.
Durante el recorrido se podrán
observar los siguientes monumentos:
Castillo de Larache:
http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,522,m,166&r=CeAP-2294-C_642_DETALLE_CENTRO
La fortaleza se sitúa sobre un
pequeño cerro, de unos 100 m de diámetro, que le da una posición elevada sobre
un territorio circundante eminentemente llano, por lo que ejerce un dominio
visual en una gran extensión de campos hortícolas.
Todos los estudios coinciden
en que estamos ante un palacio fortificado de origen islámico, vinculado a
grandes explotaciones agropecuarias existentes en la huerta murciana, por lo
que Larache podría estar relacionado con el castillo y el Castillejo de
Monteagudo y otras edificaciones desaparecidas existentes en Cabezo de Torres y
el Cabezo de Abajo. Se podrían fechar en torno a la segunda mitad del siglo
XII, y estarían ligadas al esplendor de la taifa de Murcia por aquellas fechas.
ARQUITECTURA
Según el estudio realizado por
Manzano Martínez sobre varias fortificaciones de la Región de Murcia, Larache
tiene una planta cuadrangular compuesta por dos recintos amurallados
concéntricos que reproducen uno dentro de otro esta figura geométrica con un
espacio de unos dos metros.
El recinto interior es un
cuadrado irregular cuyo lado oscila entre los 38 y los 40 metros. El acceso,
hoy desaparecido, se realizaba a través de una puerta abierta en el lienzo
meridional.
Sus muros se construyeron con
tapial de argamasa levantados con módulos de unos 80 cms de altura,
conservándose alzados medios de 6 y 7 metros hacia el exterior y unos dos
metros al interior. Destaca el autor citado la ausencia total de torres que
flanqueen los muros, lo que contrasta con el resto de fortificaciones de su
contexto geográfico e histórico.
El recinto exterior o
antemuralla abraza al anterior edificio, y también fue construido con tapial de
argamasa. Presenta un muro de unos dos metros de grosor que tiene, en su base
inferior, una especie de foso que lo separa poco más de otros dos metros del
recinto interior. Al parecer los alzados que conserva corresponden al nivel de
cimentación y se elevan entre 2 y 5 m dependiendo de la irregularidad del
terreno.
Hasta recientes fechas fue
dedicada a corral de ganado, por lo que su interior fue desmantelado. No
obstante, en la actualidad se han acometido diferentes actuaciones destinadas a
la rehabilitación del edificio, que ha mejorado considerablemente el grado de
conservación de esta singular fortificación de la Huerta de Murcia.
HISTORIA
Su construcción respondía al
recreo de los emires murcianos y otras tareas de carácter áulico (CORTESANAS) y
privado. Así estos edificios, cuyo exponente más relevante es el Castillejo de
Monteagudo, tienen sus orígenes en torno a la segunda mitad del siglo XII,
cuando el emir de Murcia Ibn Mardanís resistía, con ayuda castellana, los
envites de los ejércitos almohades que finalmente conquistarían el sureste
peninsular y acabarían con la importante taifa mardanisí de Murcia.
No obstante, Manzano Martínez
planteó una interesante hipótesis, estableciendo una cronología para la
construcción de esta fortificación muy tardía, que se podría situar a finales
del siglo XII e incluso a comienzos del XIII, tras el abandono del Castillejo
de Monteagudo como residencia palatina de los emires murcianos. Y así Larache
sería la morada de los gobernadores almohades o de los emires hudíes. Un
carácter residencial que no acabaría con la incorporación del reino de Murcia a
la Corona de Castilla en 1243, continuando con la función de mansión señorial,
según Díaz Cassou, hasta los años finales del siglo XIX.
FOTOGRAFÍAS
http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,522,m,166&r=CeAP-8541-R_642_DETALLE_REPORTAJES
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Castillejo: http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,522,m,166&r=CeAP-2292-C_640_DETALLE_CENTRO
El edificio se construyó sobre
una pequeña altura desde la que se controla buena parte de la planicie
circundante y los fértiles campos de la vega del Segura. Por su estratégica
situación se encuentra visualmente conectado con el castillo de Monteagudo,
Larache, el núcleo urbano de Murcia, y otras importantes fortificaciones que
vigilaban el mencionado cauce hídrico.
Actualmente este espectacular
castillo-palacio está integrado en un campo de limoneros perteneciente a una
propiedad privada, a la que se llega muy poco después de atravesar el núcleo
urbano de la pedanía murciana de Monteagudo. Lo cierto es que la vía
tradicional de acceso a la fortificación fue la antigua Senda de Granada, que
conecta el sureste peninsular con la Andalucía oriental, así como el llamado
Camino Viejo de Monteagudo, que comunicaba Orihuela con la ciudad de Murcia.
Se trata de un palacio
fortificado de origen islámico que tradicionalmente se ha identificado con la
residencia de Ibn Mardanís, el famoso rey musulmán de Murcia que resistió a los
invasores almohades a mediados del siglo XII. Como han puesto de manifiesto
varios autores, sería por tanto un edificio único dado su carácter intermedio
en la evolución de la arquitectura hispanomusulmana, en concreto entre la
califal-taifa y la nazarí. Su emplazamiento, dominando una gran explotación
agrícola y espacios de recreo vinculados a la fortificación, relacionaría
también esta construcción con la tradición áulica oriental.
ARQUITECTURA
Según el estudio realizado por
el arqueólogo Manzano Martínez, el castillejo de Monteagudo se puede delimitar
en dos recintos diferentes. El principal se inscribe en una planta cuadrangular
cuyos muros se defienden con cinco torres en sus lados mayores y tres en sus
menores. Estos torreones están escasamente separados entre sí, como corresponde
a la tipología arquitectónica de las fortificaciones construidas en su contexto
histórico y geográfico; es su característica más singular la disposición de los
cubos de las esquinas en ángulo entrante en lugar de existir el común torreón
de esquina.
Su interior encierra el
palacio propiamente dicho, que se distribuyó en torno a un gran patio central.
Sin embargo, patio, habitaciones, salas y otras dependencias se encuentran hoy
desaparecidas tras haberse abierto en su interior una gran balsa de regadío a
comienzos del siglo XX. No obstante, las excavaciones efectuadas por Sobrejano
y las publicaciones realizadas por Torres Balbás antes de que esto sucediese,
han permitido conocer una disposición palacial que conecta el edificio con la
tradición cortesana omeya andalusí, cuyo desarrollo posterior daría lugar a
elementos muy conocidos de La Alhambra, como el Salón de Embajadores o el Patio
de los Leones.
El recinto exterior aparece
como un sector estrictamente defensivo, que se adosa al sector suroeste del
recinto principal. Sus muros aparecen torreados en los tres frentes que forman
su planta.
Toda la fortificación fue
construida con muros tapial de argamasa de excelente calidad, que va perdiendo
grosor conforme ganan altura. Según Navarro Palazón, las estrellas de ocho
puntas y un giro de 45 grados que aparecen grabadas en el estuco de uno de sus
muros, revelan un esquema constructivo unitario que los alarifes siguieron
durante las obras.
HISTORIA
La evolución de diversos
trabajos determina que estamos probablemente ante el palacio del mítico Rey
Lobo de las crónicas castellanas.
Ibn Mardanís, al frente de la
taifa de Murcia se convirtió en el artífice de la resistencia hispanomusulmana
a la inevitable invasión almohade a mediados del siglo XII. El boato y lujo que
destacan los cronistas islámicos de esta importante corte del sureste
peninsular, coinciden perfectamente con las estructuras edilicias del palacio
así como del entorno, donde surgen diversos restos que podrían corresponder a
una gran alberca y otros edificios como pabellones de recreo, huertos,
jardines, etc. Sin embargo, un análisis más detallado, podría indicar que las
dependencias palaciales se construyeron sobre una fortaleza ya existente,
destinada al control del territorio durante los disturbios aparecidos por los
enfrentamientos entre las diferentes taifas. Ésta, junto al castillo de Larache,
podría eficazmente ejercer este cometido.
La fase de abandono coincide
también con el fin de Ibn Mardanis. Precisamente, la crónica de al-Salá cuenta
cómo, en 1170, durante una campaña bélica, las tropas almohades “se apoderaron
del castillo de al-Fary, que era el lugar de recreo de Ibn Mardenix”.
FOTOGRAFÍAS
http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,522,m,166&r=CeAP-8534-R_640_DETALLE_REPORTAJES
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CASTILLO DE MONTEAGUDO:
http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,371,a,153,m,1075&r=CeAP-643-PORTADA_CENTRO_AMPLIADO
El castillo está enclavado en
un impresionante puntal rocoso que se eleva 149 m sobre el nivel del mar, por
lo que domina toda la vega circundante, regada por el río Segura. Su
estratégica situación y su singular disposición convierten a esta fortaleza en
un hito fundamental en el amplio espacio que controla. A los pies del cerro se
sitúa, actualmente, el núcleo urbano de la pedanía murciana de Monteagudo,
situada en el borde septentrional de la Huerta.
Se llega
al castillo desde Monteagudo. Desde allí, una carretera en regular estado
conduce a los accesos del castillo, por lo que el vehículo se deja en un lugar
habilitado para ello y al interior se sube a pie. Precisamente la última
intervención restauradora se centró en buena parte en la adecuación de los
accesos, eliminando los peligrosos y estableciendo otros que no fuesen
agresivos para la correcta conservación del edificio.
El
castillo de Monteagudo remonta sus orígenes a época islámica. Las primeras
referencias documentales a esta fortificación indican su existencia hacia
1078-1079, cuando allí fue encarcelado el rey musulmán de Murcia Abderramán Ibn
Tahir tras su destronamiento.
Las
construcciones palaciales mardanisíes, como el Castillejo de Monteagudo, lo
relacionan con el esplendor de la corte taifal murciana y la resistencia
hispanomusulmana frente a los almohades durante la segunda mitad del siglo XII.
No obstante, la trascendental fama que aún conserva le vendría con la
incorporación del reino a la Corona de Castilla en 1243. Allí situó Alfonso X
el Sabio su residencia murciana, y su pertenencia se vinculó ya a los monarcas
castellanos. Precisamente, la pérdida del valle del Vinalopó y la vega baja del
Segura a comienzos del siglo XIV, y su definitiva agregación al reino aragonés
de Valencia, convertiría al castillo de Monteagudo en la principal
fortificación de Castilla frente a la Corona de Aragón, vigilante secular del
Camino Real que unía a Murcia con Orihuela.
Monteagudo
se encuentra catalogado como Bien de Interés Cultural por la Disposición
Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico
Español.
ARQUITECTURA
En uno de
los más recientes estudios realizados sobre el castillo de Monteagudo, el
arqueólogo Manzano Martínez delimitó las estructuras arquitectónicas existentes
en dos espacios amurallados concéntricos que se sitúan en la cima del cerro
donde quedó enclavada la fortaleza.
El recinto
superior ocupa la parte más alta del puntal rocoso con una planta rectangular
jalonada de torreones cúbicos que defienden los muros y ayudan a su solidez
estructural a modo de contrafuertes dada la irregularidad del terreno, ocupando
una superficie aproximada de unos 50 m por 25 m. A su vez este edificio
quedaría subdividido en otros dos sectores bien diferenciados: por un lado la
plaza de armas, donde hoy se sitúa una monumental imagen del Sagrado Corazón de
Jesús, y por otro, un espacio situado al norte donde serían ubicadas una serie
de estancias y dependencias así como el acceso a este recinto, parcialmente
destruido pero que presenta la espectacularidad de su vano con un típico arco
de herradura. Como elemento característico surgen, en las esquinas de este
cuerpo, la disposición de las torres en ángulo entrante en lugar de las comunes
torres de esquinas existentes en otras fortificaciones.
El recinto
inferior se extendería principalmente en el sector nororiental del cerro, y
está compuesto por un cinto amurallado cuyas torres también se situaron muy
próximas entre sí, dándole un aspecto semejante a otras fortificaciones de su
contexto histórico y geográfico. Para acceder a este espacio había que sortear
una serie de puertas en recodo y pasillos dominados por diferentes torreones
que guardaban perfectamente el halo de inexpugnabilidad de la fortaleza.
Destaca también en este sector un torreón relacionado con una sima desde la que
se abastecía de agua la guarnición del castillo.
En líneas
generales, el conjunto del edificio fue construido utilizando un tapial de
argamasa de excelente calidad, con encofrados modulares de unos 80 cms de
altura. No obstante, en algunos tramos determinados se utilizó el ladrillo,
tanto en muros como en zócalos.
HISTORIA
Hace algunos años, el
mencionado arqueólogo Manzano Martínez planteó una interesante hipótesis de
poblamiento en la Vega Baja del Segura durante los primeros doscientos años de
ocupación islámica; es decir, antes de la fundación de la ciudad de Murcia. Así
estableció la existencia de dos núcleos fortificados a uno y otro lado del
valle, uno al norte en Monteagudo y otro al sur en Verdolay. No obstante, la
creación Murcia difuminaría esta delimitación, convirtiendo al castillo de
Monteagudo en una fortificación ligada a las defensas urbanas de la nueva
ciudad.
La inclusión
de Orihuela en la taifa de Denia convirtió hacia la primera mitad del siglo XI
a Monteagudo en la vanguardia fortificada del reino musulmán de Murcia en su
frontera noreste. Ya el poeta Hazim al-Qartayanni, en su Qasida maqsura,
escrita a comienzos del siglo XII, canta la verticalidad de la fortaleza
contrastando con la gran planicie de la Vega del Segura.
La
importancia que cobró la taifa murciana durante el periodo mardanisí, a
mediados del siglo XII, fue paralela a la de esta fortificación, que era sin
duda el castillo más impresionante en el área murciana cuando el reino de
Murcia fue incorporado a la Corona de Castilla en 1243. Por tanto, Alfonso X el
Sabio haría de él su residencia durante sus estancias en la ciudad, tal y como
refleja la documentación bajomedieval. Las labores intelectuales del monarca
han llevado a algunos autores a destacar la importancia cultural de Monteagudo
durante estos años.
El castillo,
el cercano Castillejo y la también próxima fortaleza de Larache constituyeron
la concesión más importante de los repartimientos efectuados en la huerta de
Murcia durante la segunda mitad del siglo XIII. Todos ellos fueron entregados
por el rey Sabio como donadío a su esposa doña Violante, y así pasaría también
a doña María de Molina.
A comienzos
del siglo siguiente, tras el conflicto entre Castilla y Aragón, el valle del
Vinalopó y parte de la Vega Baja del Segura quedaron incorporados al reino de
Valencia, y por lo tanto el castillo de Monteagudo se convirtió en el puntal
defensivo del reino castellano de Murcia frente a la futura Gobernación de
Orihuela. Protagonista de diversos hechos de armas durante la Baja Edad Media,
la fortaleza aún conservaba su importancia militar durante del siglo XVI,
cuando es citada en las Relaciones de Felipe II. No obstante su relevancia
estratégica había perdido interés conforme se diluían las actividades bélicas
fronterizas entre el reino de Murcia y el de Valencia.
FOTOGRAFÍAS
http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=a,153,c,371,m,1075&r=CeAP-8546-R_643_DETALLE_REPORTAJES
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MONASTERIO DE LOS
JERÓNIMOS EN GUADALUPE
http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=a,278,c,371,m,1075&r=CeAP-1910-C_312_DETALLE_CENTRO
Junto a la pedanía murciana de
La Ñora se levanta el monasterio de los Jerónimos, a veces llamado el Escorial
murciano, de la primera mitad del siglo XVIII, construido según las trazas del
fraile arquitecto fray Antonio de San José.
Es obra de grandes
proporciones con gran desnudez decorativa en el exterior de la parte baja que
contrasta con la rica disposición del segundo cuerpo. La iglesia tiene una
cúpula poligonal y se muestra al exterior con unas robustas columnas en las
esquinas y una gran linterna. Su interior tiene una decoración rica de figuras
en relieve de los Padres de la Iglesia, ventanales, y un anillo con figuras de
niños.
La iglesia se utiliza para la
celebración de numerosos actos académicos, en relación con el actual uso del conjunto,
además de religiosos y culturales.
Curiosidades
El pimiento para pimentón fue
introducido en España, procedente del nuevo mundo, por Cristóbal Colón, en
1493, y ofrendado a los Reyes Católicos en el Monasterio de Guadalupe.
Probablemente fueron los monjes Jerónimos de este Monasterio los que
extendieron el cultivo por cada uno de sus conventos, llegando así al
monasterio de Yuste, en la comarca de la Vera, desde dónde pasó al monasterio
de esta orden en Murcia, de cuyo nombre proviene la identificación de la
cáscada seca de pimiento con el sinónimo de "Ñora". Esto dio lugar,
con el paso de los años, a que en España hubiese dos importantes zonas
pimentoneras, la comarca de la Vera y la Región de Murcia.
Titularidad:
Diócesis de Cartagena.
Grado de protección:
1-BIC.
Periodo: Las
obras abarcan desde 1705 hasta 1738.
Estilo:
Barroco.
Arquitecto:
Fray Antonio de San José.
ARQUITECTURA
La construcción del complejo
monástico se concibe para disponerse en torno a dos claustros, uno de los
cuales nunca llego a ejecutarse, aún así es una construcción de imponentes
dimensiones que siempre se ha contemplado desde la distancia como una
singularidad en mitad de la feraz huerta murciana, por desgracia cada día va
perdiendo más protagonismo como edificio de referencia, rodeado de
urbanizaciones en el entorno.
Al exterior se encuentra con
la mayor parte de los recubrimientos desaparecidos, especialmente en la zona de
entrada a lo que fue clausura y a la iglesia, viéndose actualmente el ladrillo
al descubierto, aunque aún conserva restos de los artísticos estucos de
recubrimiento en las fachadas este y sur, con decoraciones barrocas en tonos
blanco y almagra, que de no frenar su deterioro se perderán definitivamente.
El monasterio
cuenta con tres plantas:
Planta baja, rodea al
espectacular claustro barroco, muy decorado con elementos similares en su
inspiración a las yeserías del interior de la iglesia. Tiene techos abovedados
y arcos, actualmente con ventanas acristaladas. Se comunica con la siguiente planta
mediante tres escaleras, destaca la del ala suroeste del claustro según la
tipología de escalera imperial y también muy decorada en su frontal con el
mismo estilo del resto de decoraciones. En esta planta estaría situado el
Refectorio y la Sala Capitular.
La planta primera estaba
destinada a las celdas, y también está abovedada. Tiene balcones hacia el
claustro.
La planta segunda es de menor
altura y estaba destinada a dormitorio de los novicios.
La Iglesia está situada en el
lado noroeste del claustro. Consta de planta basilical de tres naves con cuatro
tramos precedida de un nártex. El crucero está cubierto por una cúpula
octogonal sobre tambor, con ventanas entre pilastras y rematada por una
linterna rodeada de pilastras de sección semicircular.
La decoración de los muros y
bóvedas alterna las yeserías figurativas y de rocallas con la pintura mural,
todas de carácter barroco y que se da por fechada en su mayor parte entre 1720
y 1740, obra atribuida al artífice José Balaguer, quien anteriormente había
realizado la labra de la fachada y las yeserías interiores de La Merced de
Murcia.
En los
cascos de las bóvedas aparecen figuras de los Padres de la Iglesia oriental y
occidental y en el anillo se colocan rítmicamente parejas de niños. En las
pechinas están representados los cuatro evangelistas con sus símbolos.
El resto de la iglesia está
realizado en materiales pobres, ladrillo y tapial principalmente. Se mezclan
elementos geométricos con la exuberante decoración, en los marcos de las
ventanas se crea un copete decorado como si de unas rocallas se tratase.
En los muros se mezclan
relieves de distintos motivos de yesería con pinturas de pan de oro lineales y
guirnaldas. Toda la ornamentación se realza con el color azul y albero. En las
cornisas aparece también una seriación de policromías.
El coro, ubicado a los pies de
la iglesia, se levanta sobre un arco carpanel, habiendo perdido parte de la
bóveda al haber sido colocada en época posterior una cancela o portal de obra
bajo una cuarta parte de la misma.
El exterior es de una gran
desnudez decorativa, que se veía enriquecida con los estucos de recubrimiento
desaparecidos, aunque la fachada crea en el segundo cuerpo unos planos cóncavos
que contrastan con la disposición cúbica del edificio. Actualmente se ve la
construcción desnuda, realizada en ladrillo.
Las torres gemelas están
divididas en dos cuerpos de planta cuadrada y un tercero que presenta menor
altura de planta octogonal con contrafuertes y cubierta cupuliforme.
El retablo es de posterior
ejecución (1780). Se trata de una obra de transición entre el barroco y el
clasicismo formal, ha perdido algunos elementos originales y tiene como guía la
fachada de la catedral de Murcia.
Con motivo de la reciente
restauración del interior de la iglesia, se han descubierto en las bóvedas de
las capillas laterales una sencilla decoración en tonos azules de estilo
barroco, que ha sido rescatada, así como en las dos capillas próximas al
crucero del lado del evangelio, que según la iconografía aparecida corresponden
a la Dolorosa y a San José, donde la decoración cobra carácter rococó, jugando
con la plata corlada y una pintura mucho más elaborada.
Además de Fray Antonio de San
José aparecen otros artistas: Un portugués, sin consignar su nombre; Balaguer,
escultor de los modillones del coro; D. Manuel, pintor de los cuadros que
presidían los altares de la iglesia; Juan Gracia, pintor de siete capillas y el
altar mayor; Fray Diego Francés, finales del siglo XVIII, se le atribuye la
mayor parte de las imágenes que adornaban la iglesia.
A partir de esta fecha los
monjes reciben donaciones que enriquecen el convento.
HISTORIA
El monasterio de los Jerónimos
de Guadalupe (Murcia)
La Orden Jerónima ha tenido en
la Región de Murcia dos conventos: El Hospicio de Caravaca, fundado en 1581,
que subsistió hasta la desamortización y el Monasterio de Los Jerónimos, a 4
Km. de la ciudad de Murcia.
Historia
1443 y 1444. El Deán Don
Alfonso de Oña quiso establecer a Los Jerónimos y compró haciendas en Puebla de
Soto. Su muerte se lo impidió.
1574 y 1578. Don Alonso de
Vozmediano y Arróniz legó sus bienes a la Orden Jerónima para fundar un
monasterio. Reina Carlos I.
1648. Se traslada a causa de
las riadas. Reinado de Felipe IV.
1702. Empieza la construcción
del nuevo monasterio. El obispo Belluga instala a los monjes. Reinado de Felipe
V.
1714 y 1716. Siendo prior Fray
Diego de S. Francisco continúan las obras. El obispo de la ciudad Don Luis
Belluga dona una imagen de San Félix para colocar en el pecho una reliquia del
santo. La reliquia está en la iglesia parroquial de la Ñora.
1719. Se consigna el nombre de
Fray Antonio de San José, director de la obra y realizador del proyecto,
imitación de San Lorenzo de El Escorial. La obra acabada es una cuarta parte
del edificio concebido por Fray Antonio.
1 de Febrero de 1738 se
inaugura el conjunto, convento e iglesia por el obispo Tomás J. de Montes. El
monasterio estaba acabado antes que la iglesia.
1835. La Desamortización lo
desposeyó de sus bienes y dispersó a sus moradores. Entró en una fase de
abandono aunque el edificio se aprovechó para asilados de la Misericordia. El
obispo Landeira consiguió la cesión del conjunto para la mitra de Cartagena
pero no pudo ser habitada por la orden de San Jerónimo, ya desaparecida.
1878. Durante el reinado de
Alfonso XII, el obispo Alguacil lo cedió a los jesuitas que lo han usufructuado
durante un siglo aproximadamente.
1936-39. Durante la Guerra
Civil fue ocupado y el ejército del aire lo utilizó como cuartel de
instrucción.
1940. Vuelve a manos de los
Jesuitas que lo utilizan como casa de Ejercicios Espirituales, noviciado de la
compañía y Escuela de Maestría Industrial.
h.1970. Tras la marcha de los
jesuitas se encargan del convento las monjas de las Esclavas de Cristo.
Desde 1996 está cedido por el
Obispo de Cartagena a la Fundación Universitaria San Antonio para la ubicación
de la Universidad Católica del mismo nombre, encomendándole su gobierno y
gestión.
PERSONAJES
Alonso Vozmediano de Arróniz.
Capitán General de Bujía (al este de Argel) cuando la conquista de Orán por
Cisneros. En 1520 fue uno de los diez regidores del Concejo. Fundó un mayorazgo
en la Ñora y, por testamento otorgado en 1579, dejó a la Orden de San Jerónimo
la mitad de ese lugar, con la obligación de fundar un monasterio y una iglesia,
en la cual dispuso su enterramiento.
Cardenal Belluga. Luis Belluga
y Moncada, nacido en Motril, reino de Granada, en 30 de noviembre de 1662, y
fallecido en Roma, en 26 de febrero de 1743. Es una de las personalidades
españolas más relevantes en la transición europea del Barroco a la Ilustración.
Fue Obispo de Cartagena durante dieciocho años (1705-1723); Presidente de la
Junta de Murcia durante la Guerra de Sucesión; último virrey de Valencia (con
sede en Orihuela); miembro destacado de la Junta para la Reforma Eclesiástica
en los extensos dominios españoles, siendo coautor de la Bula Bellugana;
prefecto de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide; teólogo, canonista y
abogado relevante, y por ello asesor de cinco papas. Autor de más de medio
centenar de publicaciones impresas en latín, español e italiano. Siendo Obispo,
instala a los monjes (Reinado de Felipe V) y dona una imagen de San Félix para
colocar en el pecho una reliquia del santo. La reliquia está en la iglesia
parroquial de la Ñora.
Fray Antonio de San José.
Religioso jerónimo, a la par que arquitecto e ingeniero, estuvo vinculado a la
mayor parte de las empresas de arquitectura, tanto religiosa como civil, en el
primer tercio del siglo XVIII. Se puede considerar el director de la obra y
realizador del proyecto del Monasterio de los Jerónimos, imitación de San
Lorenzo de El Escorial.
D. José Marín y Lamas.
Racionero entero de la Santa Iglesia Cartaginense y Fiel Mayor de Granos de la
Catedral. Atendió al aderezo y embellecimiento del recinto, para donde encargó
y costeó en 1755 la efigie del Santo titular, San Pedro, al renombrado Francisco
Salzillo.
OBRAS
El retablo puede fecharse en
torno a la década de 1780. Se trata de una obra de transición entre el barroco
y el clasicismo formal, aunque ha perdido algunos elementos originales y tiene
como guía la fachada de la Catedral de Murcia.
En la hornacina central se
situó el grupo escultórico de San Pedro y Jesús; en los paramentos laterales,
San Jerónimo y Santa Inés de Montepulciano, y en el ático, la Virgen flanqueada
por dos ángeles. El banco incorpora atributos del titular de la iglesia (tiara,
llaves y cruz papal), entre otros.
La
decoración se concentra en determinados puntos de la estructura y es en el
banco en donde adquiere mayor relevancia. Se combinan motivos de diversos
carácter como animales fantásticos, elementos arquitectónicos y vegetales,
jarrones, etc.
Entre las obras de arte
contaba con:
Escultura de San Jerónimo
penitente, obra de Salzillo, costeada por el canónigo Marín y Lamas. Llega al
monasterio en 1758. Hoy se encuentra en el Museo de la Catedral.
Dolorosa atribuida al mismo
autor, actualmente en una colección privada.
Órgano trasladado a la iglesia
de San Agustín.
Imagen de la Inmaculada.
Cristo de las Ánimas,
atribuido como la anterior a Salzillo y un San Roque del taller del mismo.
Dos ángeles arrodillados ante
un crucifijo.
Numerosos cuadros y una imagen
de San Antonio, reubicados en la catedral.
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RUEDA DE LA ÑORA
El monumento en sí, que tiene
la consideración de BIC e incluye un largo acueducto, tiene su origen a
principios del siglo XV, cuando Mencía de Cervatos, señora de Javali, mandó
instalar una “añora” en el lugar, entonces conocido como Tomillate y constituido
por tierras sin cultivar. Luego, por herencia de Alonso Vozmediano de Arróniz,
pasó a los monjes jerónimos, que aprovecharon para ampliar y mejorar los
regadíos en la zona.
http://enunlugardelahuerta.blogspot.com/2011/01/la-rueda-de-la-nora.html
Los primeros documentos que se
tienen sobre la construcción de la Rueda de la Ñora datan de 22 de diciembre de
1399 en que Lope Pérez Dávalos, adelantado mayor del Reino de Murcia, por su
hermano Ruy Pérez Dávalos, se presentó ante el Concejo y expuso "que bien sabían
de cómo avía mercado e comprado
la heredat e avia mester en la
acequia mayor de Aljufia una añora para regar dicho concejo e oficiales e
NORIA Y ACUEDUCTO
DE LA ÑORA
FOTOGRAFÍAS
http://www.huermur.es/web/index.php?option=com_phocagallery&view=category&id=11&Itemid=218
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CEMENTERIO NUESTRO
PADRE JESÚS
Miradas didácticas a la muerte
y los cementerios: Capítulo 7. El cementerio de Nuestro Padre Jesús de Murcia,
página 129
http://www.carm.es/web/servlet/integra.servlets.BlobNoContenido?IDCONTENIDO=3814&TABLA=PUBLICACIONES_TEXTO&IDTIPO=246&RASTRO=c943$m4331,4330&CAMPOCLAVE=IDTEXTO&VALORCLAVE=504&CAMPOIMAGEN=TEXTO&ARCHIVO=Miradas+did%E1cticas+a+la+muerte+y+los+cementerios+(1).pdf
La portada monumental del
arquitecto Pedro Cerdán Martínez: memoria y planos originales del proyecto para
el Cementerio de Murcia.
Dora Nicolás Gómez: http://213.0.4.19/servlet/SirveObras/hist/04703958688005895510046/index.htm
DISTANCIA
35 Kilómetros ida y vuelta.
DURACIÓN
2:30 Horas pedaleando ida y
vuelta
2 Horas de refrigerio y
visitas
DIFICULTAD FÍSICA
Fácil, casi siempre llaneando.
DIFICULTAD TECNICA
Baja, carreteras y/o caminos
asfaltados o sin asfaltar con buen firme.
COSTE
Gratuito, cada uno se llevara
lo que quiera tomar en la parada.
INSCRIPCIONES
No
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