viernes, 1 de abril de 2011

Rutas con encanto: III Ruta Hernandiana


28 de marzo de 1942 / 28 de marzo de 2011
69 aniversario de su muerte

Si me muero, que me muera 
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,

 la boca contra la grama,

 tendré apretados los dientes
 y decidida la barba.
El grupo preparado para salir
Domingo 27 de marzo de 2011, nos reunimos como siempre en el Hospital general.
Son las 9:15 cuando llego, ya hay algunos ciclistas esperando, esperamos que no  fallen muchos por el cambio de horario.
Se reparte la ficha técnica de la Ruta, se hace la foto de rigor y a las 9:45 los 40 ciclistas que nos hemos reunido salimos con dirección a nuestra ruta de hoy.
Sorprendentemente llevamos un ritmo muy rápido, se nota la edad de los participantes, así como su experiencia.
Hay varias caídas por el famoso bordillo del carril bici que nos sigue dando muchos problemas, tendríamos que comunicar a la oficina de la Bicicleta esta situación.
A la altura del cruce de Beniel paramos a reagruparnos y reponer fuerzas, Pilar como siempre trae sus tortas de pascua, que están buenísimas.
José Luis es atendido de unos rasquijones en el brazo por la caída en el maldito bordillo del carril bici.
Seguimos pedaleando a buen ritmo y disfrutando del paisaje y de la charla con el resto de compañeros.
Llegamos a Orihuela antes de lo previsto y nos dirigimos al Museo de la Muralla, tras esperar a la guía con unas cañitas, comenzamos con la visita a través de un pasillo y una serie de pasarelas de cristal.
Lo más importante de la visita son: Las Murallas de la Ciudad, baños árabes, casas islámicas, edificio gótico y casa del paso.
Después visitamos el Museo del Palacio Sorzano de Tejada donde hay una exposición con  obras de Joaquín Agrasot.
El palacio (palacete neoclásico de siglo XVIII) arquitectónicamente hablando es una maravilla.
De camino a la Casa Museo de Miguel Hernández vemos la casa donde vivió Ramón Sijé (hoy sombrerería) y donde fue reconocido y arrestado nuestro gran poeta.
Visitamos la Casa Museo de Miguel Hernández, se trata de la casa donde vivió con sus padres y hermanos.
 Es una vivienda con explotación ganadera, similar a otras existentes en la misma calle a principios de siglo.
 La casa se adapta a la pendiente del terreno, mediante una serie de terrazas donde se sitúan sucesivamente la vivienda y el patio, el cobertizo para las cabras y el huerto.
 La distribución es la siguiente: al entrar esta el comedor y la salita de estar, y en la parte interior los dormitorios y  la cocina.
 Desde la cocina se accede al patio, donde se encuentra el pozo y una pila de piedra para el agua.
En una esquina se halla el cobertizo para la leña, que incluye un pequeño retrete.
En el resto del patio hay unos maceteros.
 Subiendo unas escaleras se accede al cobertizo de las cabras y, desde éste, a través de una pequeña puerta pasamos al huerto donde se encuentra la famosa higuera cuya sombra inspiro tantos versos al poeta, lindante ya con la roca de la sierra.
 Concluida  la visita nos dirigimos a comer a un parque que hay junto al río y muy cerca de varios bares, unos comen en dichos bares, y otros en el parque, de bocata.
 Finalizada la comida regresamos a Murcia por la mota del río, unos recitando al poeta, otros preocupados por el bordillo, los mosquitos, etc.
Paco como siempre.
Visitando el Museo de la Muralla.
Baños árabes.
Sistema de alcantarillado.
Detalle de los baños árabes.
Museo del Palacio Sorzano de Tejada.
Paco interpretando las obras de Joaquín Agrasot.



Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido

por el yugo para el cuello.
¿Qué hice para que pusieran
a mi vida tanta cárcel?


Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos, 
que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos.
.
Paraíso local, creación postrera,
si breve de mi casa;
sitiado abril, tapiada primavera,
donde mi vida pasa
calmándole la sed cuando le abrasa.

Te has negado a cerrar los ojos, muerto mío,
abiertos ante el cielo como dos golondrinas:
su color coronado de junios, ya es rocío
alejándose a ciertas regiones matutinas.

Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
claridad absoluta, transparencia redonda.
Limpidez cuya extraña, como el fondo del río,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda..

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Pintadas en los alrededores de la casa de Miguel Hernández.
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos. 

Mi carne, contra el tronco, se apodera,
en la siesta del día
de la vida, del peso de la higuera,
¡tanto!, que se diría,
al divorciarlas, que es de carne mía.




Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Gerardo y Pedro botateando.
Magdalena y Paco despues de comer.
Momentos de descanso antes del regreso.








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