Nunca me atreví a
decir
que la mirada absorta con que seguía tus piernas
ir y venir como una noria,
me hicieron soñar arenas negras,
vientos y volcanes,
seguidos de ti y tu bicicleta.
Caballo de hierro,
que innumerables veces,
dejó de galopar con tus frenadas
por no atropellar la flor que llevas dentro
y un ciempiés,
que descubrió el mundo al mirar hacia arriba
y verte allí desinhibidamente.
El fuego del amor que no hubo nunca,
se apagó en silencio, agazapado,
con un silbo tuyo, un aire blanco,
un vuelo fugaz, que a dos ruedas,
me dijeron adiós para siempre.
Pero no fue así.
Pedaleando en mis versos volviste
a escuchar lo que nunca
me atreví a decir.
(Luís Miguel León del libro Poetas en Bicicleta. Editado por Editorial Nuño de Sevilla y los autores han sido seleccionados por Francisco Vélez Nieto y Fran Nuño).
me hicieron soñar arenas negras,
vientos y volcanes,
seguidos de ti y tu bicicleta.
Caballo de hierro,
que innumerables veces,
dejó de galopar con tus frenadas
por no atropellar la flor que llevas dentro
y un ciempiés,
que descubrió el mundo al mirar hacia arriba
y verte allí desinhibidamente.
El fuego del amor que no hubo nunca,
se apagó en silencio, agazapado,
con un silbo tuyo, un aire blanco,
un vuelo fugaz, que a dos ruedas,
me dijeron adiós para siempre.
Pero no fue así.
Pedaleando en mis versos volviste
a escuchar lo que nunca
me atreví a decir.
(Luís Miguel León del libro Poetas en Bicicleta. Editado por Editorial Nuño de Sevilla y los autores han sido seleccionados por Francisco Vélez Nieto y Fran Nuño).
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